El Limonero

José era un entusiasta de la naturaleza. Vivía por su trabajo en un departamento agradable, tercer piso, y un balcón que daba al contrafrente, en un barrio bastante tranquilo de la ciudad. Sabía que sería más feliz en un lugar más amplio, con un parque que le permita tener sus plantas con flores. En ocasiones fantaseaba con tener su propio huerto y consumir de allí algunas de sus verduras y frutas preferidas, pero con su trabajo actual era imposible. El tiempo diario destinado al traslado de todos los días lo hacía inviable. En su rutina de todos los días, José se levantaba temprano, desayunaba saludablemente y emprendía su caminata hacia la estación de bus que quedaba a unas 5 cuadras de su casa. Para eso, tomaba un desvío que transformaba esa distancia en diez cuadras, con tal de incluir en su viaje, un poco de verde. Elegía desviarse para poder pasar por un espacio libre de construcciones que el municipio de la ciudad mantenía despejado, con el pasto prolijamente corto y algunos árb